
Hace unos días leí un titular que me hizo parar.
Decía: “El skincare se ha convertido en autocuidado. ¿Evolución o marketing?”
Y no pude evitar preguntarme: ¿Cuándo empezó ese cambio? ¿Y qué significa, realmente, cuidarse?
El cambio de mirada: de piel a persona
Durante años, nos enseñaron que una piel bonita era una piel sin arrugas, sin manchas, sin poros.
Nos vendieron la idea de “mejorar” la piel como si fuera un objeto a corregir.
Pero algo ha cambiado.
Cada vez más personas están entendiendo que la piel no es solo una capa exterior, sino una extensión de lo que sentimos, de cómo vivimos, de lo que nos pesa o nos alivia.
Porque cuando nos cuidamos, también nos escuchamos.
Y cuando nos escuchamos… nos habitamos.
Skincare sensorial: un ritual de presencia
Yo lo veo cada día en los masajes.
En cómo una persona llega tensa, desconectada…
y cómo, después de tocar su piel con respeto, con aceite, con respiración… se vuelve a mirar al espejo y se reconoce.
La piel responde.
A los gestos.
A la suavidad.
A la intención.
Y ahí está la magia:
💧 En la textura de una crema
🌿 En el aroma de los aceites esenciales
🫱 En el silencio mientras aplicas
Ese momento, aunque dure solo cinco minutos, puede ser una forma poderosa de decirte: “te veo”.
El autocuidado que no agobia
El autocuidado no es otro “checklist” en tu día.
No se trata de hacer más cosas.
Se trata de hacerlas contigo.
Quizás hoy no puedes ir a una clase de yoga ni hacer journaling.
Pero sí puedes lavarte la cara con atención.
Aplicarte un aceite con pausa.
Respirar mientras lo haces.
Eso es suficiente.
Eso ya te devuelve a ti.
Este mes, habitarnos
Este mes quiero que hablemos de eso.
De cómo pasamos de “cuidar la piel” a “cuidarnos dentro”.
De cómo el skincare, los masajes, la aromaterapia, o incluso la alimentación sensorial, pueden ayudarnos a volver a habitar nuestro cuerpo.
Cada email, cada post, cada historia que comparta irá por ahí:
✔️ Ideas prácticas para conectar contigo
✔️ Reflexiones que nacen desde mi día a día
✔️ Y un espacio donde puedas inspirarte, sin presión, sin exigencia
Porque cuidarnos no debería ser una carga.
Debería ser una reconciliación.
Y si hoy estás cansada, dispersa, sin energía…
quizás no necesitas hacer más.
Solo detenerte un momento.
Tocarte la cara con cuidado.
Oler algo que te guste.
Recordar que habitarte empieza por ti
Gracias por estar aquí.
Nos vemos —o nos escuchamos— en el siguiente episodio.